La Universidad de Harvard, ubicada en Boston, ha sido objeto de críticas por parte del gobierno de Donald Trump, que ha amenazado con la retirada de más de 1.930 millones de euros en fondos federales que administra, debido a su postura sobre el civismo en el campus.
En la última semana, se han hecho múltiples alegaciones sobre la situación en Harvard, resaltando que la institución se enfoca en diversos temas relevantes, como la división de investigaciones, salud, justicia, energía y servicios generales.
Como consecuencia de las acciones del gobierno federal, se ha exigido a Harvard una reforma significativa en su abordaje de temas que podrían considerarse sesgados, incluyendo posturas sobre el activismo de estudiantes y exalumnos, en particular sobre el activismo en contra de Israel.
Se ha observado que el gobierno de Estados Unidos, al evaluar la historia institucional de Harvard, ha solicitado que se promueva una mayor diversidad de ideas en el campus, destacando la necesidad de presentar y reconocer ideologías menos representadas. Asimismo, sugirió aplicar una mayor severidad hacia el activismo juvenil.
Este ataque contra Harvard no es el primero: el Departamento de Justicia ha iniciado investigaciones sobre al menos 1.024 estudiantes, mientras que universidades como Columbia han optado por actuar con cautela ante la presión política. Tras el accionar de Harvard, otras instituciones como Yale y Princeton también han expresado su apoyo a la universidad.
Hace una semana, Harvard reiteró que las exigencias del gobierno violan la libertad de expresión, una protección bajo la Primera Enmienda de la Constitución. Posteriormente, la administración de Trump congeló los fondos federales destinados a la universidad. En respuesta, Trump arremetió contra la institución en redes sociales, sugiriendo la posibilidad de revocar su estatus de exención fiscal.
Harvard ha argumentado en su defensa legal que no existe conexión racional entre las preocupaciones sobre antisemitismo y el éxito de las investigaciones en ciencias, tecnología y más que benefician a Estados Unidos. La universidad sostiene que la congelación de fondos impacta negativamente en sus programas y, por ende, en su compromiso con la sociedad.