Actualmente, México enfrenta una serie de retos relacionados con el agua en el contexto de acuerdos internacionales. Recientemente, Donald Trump, ex presidente de los Estados Unidos, amenazó con sanciones hacia México si no se cumplen ciertas obligaciones en torno a la distribución del agua. A esto, los funcionarios mexicanos han respondido que se irá cumpliendo “poco a poco” con lo estipulado.
Pero, ¿qué establece el tratado mencionado? Este acuerdo, que es fundamental para ambas naciones, indica que México debe enviar anualmente 432 millones de metros cúbicos de agua del Río Bravo a Estados Unidos, mientras que su contraparte estadounidense tiene compromisos claros.
Las provincias involucradas son de gran relevancia, y para México, esto tiene un impacto directo sobre la población que depende del agua para sus necesidades diarias y agrícolas. Además, es crucial mencionar que el tratado tiene ciclos bien definidos. Durante cada periodo de cinco años, se asignan cantidades específicas de agua a ser compartidas.

Para poner esto en perspectiva, el 50% del total de agua utilizada en México proviene de fuentes que están bajo este acuerdo, como el Lago de Chapala.
Las implicaciones de este conflicto son significativas para ambas naciones. Para México, el incumplimiento de los compromisos podría resultar en sanciones económicas y comerciales, mientras que para Estados Unidos, la escasez de agua plantea amenazas serias para la agricultura, especialmente en Texas.
La solución a esta problemática requiere un enfoque integral y cooperativo que incluya: la inversión en infraestructura hídrica, innovación en sistemas de gestión del agua y la promoción de programas de concientización sobre el uso responsable del recurso hídrico, así como la gestión conjunta de cuencas compartidas entre ambos países.
Los expertos advierten que el agua será cada vez más un tema crucial en las relaciones bilaterales. Sin un acuerdo adecuado, el conflicto por este recurso puede profundizar la brecha existente y erigir muros de desconfianza entre México y Estados Unidos.
Mientras que las amenazas de aranceles y sanciones pueden parecer tácticas de presión política, la historia juzgará con severidad a los líderes si, ante la inminente crisis hídrica, no optan por la cooperación y el entendimiento mutuo.
La hora de actuar es ahora.
*Ramón López Aguirre, Vicepresidente de la Asociación Mexicana para la Conservación del Agua, “Agua en México”.