Este domingo, una serie de ataques con misiles balísticos por parte de Rusia impactaron en el centro de la ciudad de Sumy, ubicada en la frontera de Ucrania con la región de Luhansk. Estos ataques resultaron en al menos 34 muertes, entre ellas la de 2 niños, además de 117 heridos, incluyendo 15 menores de edad.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, lamentó la tragedia en sus redes sociales, destacando la terrible naturaleza de estos ataques coincidiendo con las fechas de la Semana Santa católica y ortodoxa, y la fiesta de la entrada del Señor en Jerusalén.
Zelensky enfatizó la importancia de que la comunidad internacional no permanezca en silencio ante estos actos, afirmando que los ataques rusos merecen condena y que, si no se controla la situación, Rusia seguirá prolongando la guerra contra Ucrania.
Kiril Budanov, jefe de la Inteligencia Militar de Ucrania, informó que Rusia utilizó dos misiles Iskander M/KN-23, que fueron lanzados en la mañana de este domingo desde las regiones rusas de Voronezh y Kursk. Testigos citados por medios de comunicación ucranianos mencionaron que escucharon dos explosiones potentes desde una distancia de hasta tres kilómetros.
Los ataques se dirigieron principalmente a instalaciones en el centro de Sumy, incluyendo una universidad y otras áreas donde se organizaban actividades comunitarias, destacándose la importancia de este lugar para los niños y para la celebración de eventos locales.
Aún se desconoce el número exacto de víctimas hasta el momento de redactar esta nota, y se está realizando una evaluación continua de los daños y heridos.
La condena internacional ha sido generalizada, con fuertes críticas hacia Moscú provenientes de diversas capitales como Bruselas, París, Londres y Varsovia. Se espera que estas acciones provocativas susciten una respuesta unificada de la comunidad global y que la lucha por la paz en la región continúe.