México es un país de procedencia para muchas personas. Comparte 3,152 kilómetros de frontera con Estados Unidos y tiene un margen limitado para decidir su papel en la economía global. La relación con China es significativa; este país es nuestro segundo socio comercial, pero la distancia entre México y Pekín es de 12,500 kilómetros y hay una diferencia horaria de 14 horas.
En la actual administración de Trump, Estados Unidos ha dejado en claro sus exigencias más allá de los temas de migración, seguridad y recursos hídricos. Se espera que México reduzca su papel como puerta de entrada a productos chinos, lo que incluye acero y precursores de fentanilo.
Una pregunta importante es si Estados Unidos exigirá que México ajuste sus aranceles para alinearlos con los de China. Durante su mandato, Trump estableció un arancel del 145%, mientras que México cobra entre el 5% y el 50% en 544 fracciones arancelarias relacionadas; Estados Unidos no parece estar dispuesto a aceptar reducciones. Además, surge la inquietud sobre si México aumentará sus aranceles debido a esta presión.
México ha importado productos por un valor de 129,795 millones de dólares en 2024, pero si se instalan “aranceles simbólicos” de 20% en automóviles, podría perjudicar a la industria automotriz mexicana. Aunque México es el quinto mayor productor de autos del mundo, no podría competir con el principal fabricante global, que es China.
El gobierno mexicano se enfrenta a un dilema complicado en este contexto. Desde hace dos sexenios, la situación ha sido crítica para ciertos sectores industriales en el país, que han sido devastados por la competencia desleal del contrabando chino, afectando áreas como juguetería, calzado, ropa y muebles.
Desde 2025, el enfoque del gobierno mexicano ha estado en mejorar su infraestructura y atraer más inversiones. Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Biden, ha instado a México a mejorar sus estadísticas de inversión, ya que la falta de información es tan alarmante que China no figura entre los diez principales inversores en el país.
La dinámica entre Estados Unidos y China ha dejado un escenario incierto, donde México podría aprovechar su posición. Sin embargo, lo que funcionó en meses anteriores podría volverse contraproducente. La renegociación del T-MEC será crucial y marcara el rumbo futuro de estas relaciones comerciales.