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Después de la intervención de Estados Unidos, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) solo podrá ayudar a la mitad de la población afgana, lo que deja a muchos en una situación crítica.
Según Mutinta Chimuka, representante de la organización, la falta de financiación por parte de los donantes amenaza el bienestar de los afganos, quienes están en una situación de extrema vulnerabilidad.
Esta situación podría empeorar si no se reciben más contribuciones de otros apoyos internacionales.
Las condiciones de vida se han deteriorado, y muchas personas enfrentan la posibilidad de no recibir ningún tipo de asistencia, ya que el PMA ha tenido que reducir sus raciones a 2,100 kilocalorías diarias por persona debido a la disminución de los recursos.
Desde la llegada al poder de los Talibanes en 2021, Afganistán ha estado diplomáticamente aislado, sin que ningún país reconozca a su gobierno, lo que ha empeorado la situación económica y humanitaria en el país.
El contexto actual es una mezcla de crisis humanitaria, económica y climática, enfrentando a la población afgana a condiciones de vida extremadamente adversas, donde el 45% de los habitantes necesitan asistencia alimentaria urgente.
Indrika Ratwatte, coordinador humanitario en la región, enfatiza la necesidad de unir esfuerzos. “Debemos colaborar todos juntos; si seguimos así, será prácticamente imposible ayudar a quienes lo necesitan”, advierte.