Stellantis, uno de los principales fabricantes de automóviles a nivel mundial, cuenta con una rica historia y una presencia significativa en el mercado. Recientemente, ha tomado decisiones que impactarán a miles de trabajadores en su planta en Windsor, Canadá, que emplea a aproximadamente 4,000 personas.
La decisión del grupo automotor, que agrupa marcas como Chrysler, Jeep y Dodge, ha generado preocupación entre los empleados, dado que afectará directamente sus puestos de trabajo. Esta situación se agrava por el contexto actual de tensiones comerciales y aranceles que afecta a la industria automotriz.
Stellantis, el quinto mayor fabricante de vehículos a nivel global, anunció el cierre de su planta en Windsor, motivado por factores externos, incluyendo los aranceles. Este cierre tiene el potencial de impactar considerablemente la economía local de Windsor, una ciudad fronteriza con Estados Unidos y próxima a Detroit, donde la industria automotriz es fundamental.
La planta de Chrysler en Windsor tiene casi un siglo de operaciones, produciendo modelos como el monovolumen Chrysler Pacifica y los sedanes Dodge Charger, dirigidos principalmente al mercado estadounidense. Estas decisiones reflejan un cambio significativo en la estrategia de producción de la compañía en la región.
Stellantis se une a otras automotrices que están reevaluando sus estrategias en función de los nuevos aranceles impuestos por el gobierno de Estados Unidos. La empresa ha señalado que sigue evaluando el impacto de estas medidas y ha reconocido la necesidad de tomar decisiones inmediatas que incluirán la suspensión de la producción en sus instalaciones de Canadá y México.
Al igual que Ford y General Motors, Stellantis se opone a los aranceles que afectan a los vehículos que se fabrican en México y Canadá, destacando las múltiples complicaciones que están surgiendo debido a estas regulaciones comerciales y sus efectos en la cadena de suministro.
Con información de Reuters.
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