Desde las 00:01 horas de este miércoles (04:01 GMT), Canadá ha comenzado a imponer un arancel del 25% a los vehículos automotores producidos en Estados Unidos. Esta tarifa también se aplicará a aquellos coches fabricados en Canadá que no cumplan con los criterios establecidos en el tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
El Ministro de Finanzas de Canadá, François-Philippe Champagne, justificó esta decisión al afirmar que es una medida necesaria para proteger el mercado local y fomentar el cumplimiento de las normas comerciales.
Champagne añadió que su gobierno se esfuerza por garantizar que los fabricantes canadienses se posicionen en la mejor condición posible en el mercado global y eliminar las barreras comerciales siempre que sea factible.

Esta nueva política comercial se enmarca en el contexto de acciones similares que surgieron durante la administración de Donald Trump, las cuales han permanecido vigentes desde el año 2020, convirtiéndose en un elemento crucial para el acceso preferencial de productos entre las naciones implicadas.
Datos oficiales revelan que Canadá se consolidó en 2024 como el principal destino de exportación para vehículos fabricados en EE. UU., con un volumen de importaciones que alcanzó los 35,600 millones de dólares canadienses (equivalente a 25,000 millones de dólares estadounidenses). Las marcas más impactadas por esta nueva medida incluyen a compañías como Volkswagen, BMW y Subaru, cuyas plantas en Estados Unidos no siempre cumplen con el requisito del 75% de componentes provenientes de América del Norte estipulado por el T-MEC.

El impacto de esta medida ha suscitado preocupaciones en la industria automotriz norteamericana, que observa con incertidumbre los efectos colaterales de estas políticas. Mientras tanto, las autoridades canadienses defienden su postura como un paso necesario en la promoción de la industria local y el comercio justo entre las naciones.