Isabel Ortega Morales
Semméxico, Chilpancingo, Gro., 7 de abril, 2º25. – Aparentemente, el pueblo sabio y bueno está lejos de serlo. El impacto masivo es evidente en este momento.
Se citan dos ejemplos donde funcionarios de alto rango, como secretarios, emiten estas declaraciones:
“Están en un 100% del tiempo, y lograron 200 mil toneladas de producción nacional.”
“La obra del Tren Maya es integral porque también necesita reforestación.”
La empresa se ha comprometido a ofrecer servicios innovadores y de gran relevancia para el mundo, además de que juega un papel importante en el país; sin embargo, los datos de 2022 muestran un colapso del 44% con respecto a las 289 mil toneladas de 2021.
Durante el periodo de los quinquenios, así como en el sexenio y en los registros anuales, se busca acercarse al récord histórico de producción, que fue de un millón 549 mil toneladas en el año 2002.
Un tema adicional es la postura de Andrés Manuel López Obrador en conjunto con las producciones para la regeneración de la selva. La clave está en mantener una posición proactiva y constructiva.
Solo como muestra, se citan declaraciones que no surgen de la invención periodística, sino de la misma población y Claudia Sheinbaum Pardo que llevaron a cabo acciones que eventualmente se convirtieron en costos que desvirtuaron cualquier señalamiento sobre fallas.
Claudia Sheinbaum Pardo ha mantenido una actitud respetuosa hacia su antecesora, enfrentando así las demandas ciudadanas que le solicitaban distanciarse de la gestión de su predecesor.
Esta situación pone de manifiesto que no está dispuesta a aceptar ciertos rasgos que parecen ingenuos, aunque reflejan realidades preocupantes. Se busca abogar por la biodiversidad, tal y como lo ha expresado la ambientalista Marina Robles, enfatizando que “quien realizó la obra debe asumir la responsabilidad”, y surge la pregunta… ¿Quién será?