Kilmar Abrego García, un padre de familia salvadoreño, fue detenido y posteriormente enviado al centro de detención del Cecot en El Salvador, a pesar de tener una protección de permanencia en EE.UU. debido a su situación de inmigrante. Su arresto genera preocupación por el trato que recibiría al regresar a su país de origen.
Durante la administración de Donald Trump, más de 250 inmigrantes, incluyendo a Abrego, fueron expulsados del país alegando vínculos con bandas criminales. Sin embargo, un tribunal de Maryland, al evaluar el caso de Abrego, lo calificó como un “error administrativo.”
Desde 2019, Abrego había estado bajo una política de “suspensión de remoción”, que le permitía residir en EE.UU. sin temor a ser deportado. A pesar de ello, el pasado 12 de marzo fue arrestado y enviado a un centro de detención, lo cual genera cuestionamientos sobre la legalidad de su transferencia.
Según se indica en documentos judiciales, Kilmar llegó a EE.UU. en 2011, a los 16 años, huyendo de las amenazas de pandillas en El Salvador. Su abogado, Simón Sandoval-Moshenberg, sostiene que no tiene relación alguna con la Mara Salvatrucha ni con otra banda delictiva, argumentando que el gobierno estadounidense no ha presentado evidencia que lo vincule a actividades criminales.
El caso de Abrego resalta la confusión y el miedo entre la comunidad inmigrante. Él había vivido en EE.UU. durante 14 años, siendo un miembro activo de su comunidad, trabajando y estudiando en la Universidad de Maryland. Sin embargo, la incertidumbre sobre su estatus legal ha afectado a su familia, que ahora se enfrenta a la posibilidad de perderlo.
Su esposa, Jennifer, ha expresado su angustia ante la situación, enfatizando la importancia de Abrego como esposo y padre. Ella busca apoyo y solidaridad de la comunidad para ayudar a su familia a sobrellevar este difícil momento. La separación forzada y el temor por su seguridad en El Salvador son aspectos que preocupan a la pareja en medio de este proceso legal.
Este caso ha ganado atención porque representa una muestra de cómo las políticas migratorias pueden afectar a personas que han construido una vida en EE.UU., pero que, debido a decisiones administrativas, se ven obligadas a separarse de sus seres queridos. La situación de Abrego es un recordatorio de las graves realidades que enfrenten las familias inmigrantes en su búsqueda de una vida mejor.