Un relato de reencuentros y ausencias
Una mujer abordó a Kyung-ha, una niña de seis años, y le dijo: “Tienes un nuevo hermano”. Al despertar, la pequeña se encontró sola; la mujer había desaparecido. Confundida, Kyung-ha se dirigió a una comisaría en busca de ayuda. Posteriormente, fue adoptada por una familia en Virginia, Estados Unidos, después de un proceso inusual que duró siete meses.
Los ecos de una búsqueda interminable
Su madre, Han Tae-Soon, actualmente de 73 años, no ha podido encontrar paz desde la desaparición de su hija. A pesar del sufrimiento por la pérdida, después de 44 años de búsqueda, en 2019 logró encontrar a Kyung-ha gracias a pruebas de ADN y el apoyo de la organización 325kamra, que conecta a familias separadas.
Un encuentro lleno de agridulce
Sin embargo, el reencuentro no fue del todo feliz. Tras décadas de separación, Han Tae-Soon no sólo tuvo que enfrentar la revelación sobre la adopción de su hija, sino también las complejidades emocionales que esta implicaba.
La historia de muchos
El relato de Han no es único. La Comisión de Verdad y Reconciliación de Corea del Sur ha revelado que miles de niños fueron enviados en adopción a países como Estados Unidos y Dinamarca, a menudo sin el consentimiento adecuado de sus familias biológicas. La adopción sistemática se convirtió en un fenómeno que afectó a muchas familias surcoreanas.
Un fenómeno con raíces profundas
Desde la década de 1950, más de 170,000 niños han sido adoptados internacionalmente desde Corea del Sur, un proceso que se intensificó en las décadas de 1970 y 1980 cuando el régimen surcoreano facilitó la adopción para satisfacer la demanda internacional.
Identidades y realidades distorsionadas
Las agencias de adopción no solo facilitaron la adopción, sino que muchas veces proporcionaron informaciones falsas acerca de la identidad de los niños. Esto ha dificultado el reencuentro con sus orígenes y han llevado a confusiones sobre las verdaderas circunstancias de las adopciones.
Una situación que persiste
A pesar de los esfuerzos recientes por parte del gobierno surcoreano para abordar esta situación, muchas familias continúan enfrentándose a la realidad de que sus hijos fueron dados en adopción sin el debido proceso, creando un legado de dolor y búsqueda para aquellos afectados.