La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmó que la Unión Europea tiene “el poder para reaccionar” y cuenta con “un plan sólido” para proteger sus intereses.
Europa se ha destacado por su compromiso en la búsqueda de “una solución negociada”, y en la promoción de una comunidad que funcione como parte fundamental del país.
La UE tiene una considerable influencia, siendo parte importante en las exportaciones, que alcanzan los 26.000 millones de euros hasta mediados de abril.

El presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, respaldó la postura de von der Leyen y destacó la necesidad de reforzar la autonomía en la toma de decisiones en las semanas recientes.
La intervención de von der Leyen recibió apoyo de los principales grupos políticos del Parlamento Europeo, incluyendo al PPE (Partido Popular Europeo), socialdemócratas, liberales y verdes. Sin embargo, fue rechazada por la izquierda europea y algunos partidos de extrema derecha.
Manfred Weber, presidente del PPE, criticó la política comercial de Estados Unidos, afirmando que “el 2 de abril no debe ser solo un día de resentimientos”.
En respuesta a estas preocupaciones, Weber enfatizó la importancia de diversificar las relaciones comerciales, mencionando convenios con Mercosur y la utilidad de la colaboración internacional. Desde el grupo Renew, Valérie Hayer mostró su apoyo a la respuesta anunciada por von der Leyen, aunque con reservas.

Desde posturas conservadoras, Nicola Procaccini, líder de los conservadores y reformistas, instó al PPE a no dudar en buscar consenso con la derecha parlamentaria si se trata de “defender a la UE ante Trump”.
Por otro lado, desde la izquierda, Manon Aubry pidió “reiniciar la política comercial desde cero”.
Las nuevas medidas planteadas por Trump incluyen un incremento del 25% en los aranceles sobre productos como acero, aluminio y automóviles. Además, Washington planea extender los aranceles a semiconductores, productos farmacéuticos y madera. También se contempla la medida de “aranceles recíprocos”.
La Unión Europea se enfrenta a un panorama complejo, y el diálogo en torno a los “arbitrajes” comerciales se vuelve indispensable en este contexto. La importancia de una estrategia unificada y efectiva es crucial para el futuro económico de la región.