“Increíble.” Esta fue la sola palabra que Marine Le Pen murmuró al salir furiosa de un tribunal en París recientemente.
La exlíder del partido ultraderechista se ha enfrentado a una condena por malversación de fondos públicos, lo que podría complicar sus planes para las elecciones francesas del próximo año.
Apenas unos momentos después de escuchar la sentencia, Le Pen mostró su descontento con el fallo, alegando que se trataba de una persecución política.
Con una condena de cuatro años de prisión, de los cuales dos estarán suspendidos mientras se procesa su apelación, la situación de Le Pen se torna crítica en el contexto político actual.
No hay un claro apoyo entre sus adversarios políticos en la Asamblea Nacional, quienes han coincidido en que este fallo refleja una violación del estado de derecho.
La respuesta de Le Pen hace eco de la preocupación por cómo afectará su condena a las intenciones de voto hacia su partido, el Reagrupamiento Nacional, en las próximas elecciones.
Además, surge la discusión sobre si el partido debería considerar a otros posibles candidatos para la presidencia, como su actual presidente, Jordan Bardella, en caso de que Le Pen no pueda presentarse a las elecciones.