Una mujer que vive en Texas y ha estado en los Estados Unidos por más de veinte años se encuentra en una situación crítica. Según informes de su hija, Margarita Ávila, quien trabaja como paisajista, está bajo la custodia de las autoridades de inmigración desde mediados de marzo. Su familia teme que, si es deportada a Belice, enfrente las mismas amenazas de violencia de carteles que la forzaron a huir en el año 2001.
El caso de Margarita comenzó el 12 de marzo, cuando fue detenida y acusada de agredir a una trabajadora postal, aunque su familia defiende que actuó en defensa propia y que las acusaciones son infundadas. Este cargo ha complicado su situación migratoria, llevándola a ser arrestada por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
De acuerdo con Lisbet Azucena Ávila, su hija, Margarita dejó Belice en 2001 debido a las amenazas de los carteles. A pesar de regresar voluntariamente a su país en 2012 para evitar una orden de deportación, las amenazas persiguieron a la familia, llevándola a salir nuevamente de Belice por seis meses más debido al peligro constante.

“Mi madre huyó de un cartel que amenazaba su vida en 2001. Cuando regresó a Belice en 2012, tuvo que huir nuevamente debido al peligro persistente,” declaró Lisbet. La familia teme que si Margarita es deportada, podría ser la última vez que la vean. “Si mi mamá vuelve, sería la última vez que la veríamos,” agregó.
Margarita fue arrestada en su domicilio en 23600 Willow Haven Drive, en Spring. Según el relato de Lisbet, el incidente sucedió durante una visita de la trabajadora postal, quien intentó arrebatarle un objeto. “Mi mamá no quería problemas; la mujer la llamó, y ella fue atacada por detrás,” comentó Lisbet.

Las autoridades sostienen que Margarita estaba en un estado que la llevó a agredir a la trabajadora postal, y que sus acciones fueron defensivas. La familia de Margarita ha sido impactada negativamente por su detención, especialmente sus dos hijos menores, de 11 y 13 años. Lisbet, beneficiaria del programa DACA, explicó cómo ha afectado esta situación a sus hermanos y a ella misma, quienes sienten la ausencia de su madre profundamente.
“Intento mantenerme fuerte, pero cuando salgo de las visitas, me derrumbo,” expresó Lisbet. Además, mencionó que su madre está presa y su familia sigue luchando por su liberación mientras aspiran a un camino hacia la ciudadanía para inmigrantes. “Solo pido un poco de compasión y humanidad para las personas que están aquí tratando de hacer las cosas bien,” concluyó Lisbet.