Conflictos en Sudán: Un Análisis de las Fuerzas en Juego
Desde la llegada al poder del presidente autoritario Omar Albasil en 2019, el Gobierno de Sudán ha estado integrado por los Ejércitos y las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS), que están a cargo de Mohamed Hamdan Daglo, conocido como “Hemetí”. Tras el derrocamiento de Al Bashir, tanto el ejército como las fuerzas de apoyo rápido se unieron en un consejo de transición dominado por civiles.
Sin embargo, en octubre de 2021, surgieron diferencias entre los dos líderes respecto a la estructura y jerarquía del ejército conjunto. Esta discordancia se ha convertido en un elemento crucial en el contexto actual. En 2023, los aspectos culturales y económicos de la población han estado en el centro de la contienda.
Apoyos Internacionales en el Conflicto
Las facciones en conflicto reciben apoyo de socios internacionales con intereses económicos y estratégicos en el país. Al Burhan ha establecido contactos con Irán, de quien ha recibido drones de combate. Además, Egipto y Arabia Saudita están alineados con Al Burhan, ya que comparten una visión regional más conservadora. Según expertos del Instituto Giga en Hamburgo, el Gobierno egipcio no tiene trato con las FAS, ya que no las reconoce como un actor estatal.
Por otro lado, se ha informado que Hemetí recibe respaldo de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), aunque este país ha negado dicha conexión. Se menciona que EAU podría estar buscando beneficiarse de los recursos naturales y de la minería en Sudán, en especial en el contexto actual de necesidad de recursos.
Rusia, por su parte, ha ajustado su postura en el conflicto. Interesada en las minas de oro y otros recursos, Moscú había apoyado a Hemetí, pero en los últimos meses ha comenzado a concentrarse en Al Burhan. Esto se debe, en parte, al control que las FAS tienen sobre una importante ciudad portuaria que podría ser transformada en una base naval rusa.
Consecuencias del Conflicto
La lucha de poder entre Hemetí y Al Burhan ha llevado a miles de personas a buscar refugio en países vecinos. La situación humanitaria es crítica, con millones de desplazados y una creciente crisis de hambre. La infraestructura vital de Sudán ha sufrido extensos daños, y la población enfrenta violencias continuas por parte de quienes están en el poder, como indica UNICEF.
Futuro del Conflicto
Numerosos intentos de poner fin al conflicto han fracasado. Tanto Al Burhan como Hemetí están firmemente posicionados en sus respectivos bandos, buscando legitimarse como el “poder legítimo” en el país, tal como señala la politóloga Leena Badri del think tank británico Chatham House. Ambos ejércitos esperan acceder a importaciones de armamento si logran establecer un gobierno.
Recientemente, las fuerzas armadas de Sudán han conseguido hacer avances territoriales, recuperando partes de la capital, Jartum, aunque es poco probable que sus opositores se rindan fácilmente. Incluso si se lograra un alto al fuego, sería complicado debido a la profunda desconfianza y los intereses propios de cada facción.
Un País al Borde del Colapso
La intención de establecer una base marítima en Puerto Sudán indica que el país está cada vez más bajo la influencia de poderes externos, mientras que sus líderes tienen poco para defender. Esta situación ha generado alarmas sobre la posibilidad de un colapso total del estado sudanés, alimentando temores de un futuro caótico.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha advertido que la duración del conflicto podría empeorar la situación humanitaria, lo que inquieta aún más a la comunidad internacional ante el progresivo deterioro que experimenta Sudán.
(CP/MS)