La inquietud sobre las relaciones entre Europa y América se presenta constantemente en debates de dirigentes, empresarios, intelectuales y ciudadanos en distintas ciudades europeas. La percepción de la diplomacia y sus efectos se discute en el contexto de cómo Estados Unidos ha interactuado con el resto del mundo a lo largo de los siglos.

La historia de América muestra un patrón donde el viejo continente ha tenido una influencia significativa en sus dinámicas políticas, particularmente desde la Segunda Guerra Mundial, siendo una fuente de intervención y apoyo financiero, pero también de dominación ante naciones más débiles. Esta práctica ha creado tensiones subyacentes que muchas veces pasan desapercibidas.

Las críticas hacia el eurocentrismo pueden ser vistas en la manera en que Europa percibe sus relaciones. Es un desafío para la identidad europea y para encontrar un equilibrio en alianzas que no se basen en el poder militar o la ayuda condicionada. Esta realidad se convierte en un dilema que es complejo abordar sin reconocer la historia compartida de opresiones.

Los países latinoamericanos han experimentado un legado de relaciones desigualitarias que se manifiestan en la explotación y el uso de la fuerza. La historia de México como un ejemplo representa el impacto del expansionismo estadounidense desde el siglo XIX, donde la guerra por Texas fue una expresión de estas intervenciones. Las políticas de Estados Unidos, como han mostrado los conflictos en el este de Europa, presentan un modelo de dominación.

Después, Theodore Roosevelt popularizó la frase “hablar suave y llevar un gran garrote”, estableciendo un modelo de política exterior estadounidense basado en la amenaza militar. Las acciones han variado desde amenazas hasta la utilización de aranceles, produciendo un escenario muy similar a lo largo del tiempo.

Durante el siglo XX, Estados Unidos realizó intervenciones militares y financieras prácticamente en todos los países latinoamericanos. Desde Colombia hasta Nicaragua, estos actos muestran una constante injerencia sobre soberanías ajenas. Además, se observa también su participación en conflictos de mayor escala como la Guerra de Vietnam y las campañas en Irak y Afganistán.

El reciente apoyo de Occidente a Ucrania y la explotación de su dependencia refleja la búsqueda de utilizar recursos ajenos, un patrón que se ha repetido a lo largo de la historia. Mientras Europa busca redefinir su papel, debe reconocer que su bienestar y valores pueden estar más amenazados por estas dinámicas, que por una falsa idea de unidad y fortaleza entre naciones que, en realidad, tienen intereses muy distintos.

Jorge Volpi es escritor. Su último libro es “El Ensejo”, una historia sobre la ficción (Alfaguara).

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