Es un hecho que resulta complicado de comprender.
El pasado 13 de febrero, Trump presentó un memorando sobre su propuesta para establecer una política arancelaria que afectaría a ciertos países considerados como amenazas a la industria y el empleo en Estados Unidos.
La redacción del documento es clara y no deja lugar a dudas: su intención es sancionar a cualquier nación que represente un riesgo para la economía estadounidense.
Las estadísticas muestran que el comercio global es fundamental. Según las cifras, en 2024, el país importó bienes por un valor de 3.3 billones de dólares.
La Fundación está basada en Estados Unidos y Canadá, y su propósito es proporcionar el apoyo necesario e información relevante. La Unión Europea, China, México y Canadá se posicionan como las principales naciones afectadas por estas medidas.
Trump ya implementó un arancel del 10% sobre productos chinos el 4 de febrero y lo incrementó en otro 10% el 4 de marzo. Para México y Canadá, además, la Unión Europea está considerando aranceles generales de hasta 25%.
Esta medida abarca sectores vulnerables como el acero, aluminio, cobre, madera, automóviles, productos agrícolas y farmacéuticos, con tarifas ya aplicadas en algunos casos.
México espera sobrecito
El Secretario de Economía, Marcelo Ebrard, reconoció la gravedad de la situación y la necesidad de una respuesta estratégica. Durante una reunión con empresarios, destacó la importancia de coordinar acciones entre el gobierno y el sector privado.
“Debemos comprender y adaptarnos al nuevo escenario”, mencionó Ebrard.
El funcionario evitó hacer predicciones sobre lo que sucederá el 2 de abril, momento en que Trump dará a conocer más medidas. “Las circunstancias están cambiando constantemente en Washington”, afirmó.
“La semana pasada tuvimos una reunión, el Secretario del Tesoro ya presentó informes. Todo indica que cada país recibirá un tratamiento distinto, como en un examen,” aseguró Ebrard.
La estrategia de Trump sugiere un modelo de trato diferenciado, donde condiciones fiscal, subsidios internos o políticas cambiarias pueden influir en los niveles de aranceles. Esto provocará un sistema de ventajas comparativas que afectará la competitividad a nivel global.
Ebrard se mantiene en comunicación constante con sus contrapartes estadounidenses, participando en reuniones frecuentes, llamadas directas y visitas a Washington como parte de una agenda activa.
“La clave es la resistencia, paciencia y perseverancia. Nuestro objetivo es alcanzar las mejores condiciones posibles para México, así como establecer nuevas reglas claras,” afirmó.
Por ahora, el gobierno mexicano protege al menos el 50% de sus exportaciones de aranceles del 25%. El presidente trabaja arduamente para entender la situación, considerando que las decisiones que tome tendrán un impacto significativo.
Sin embargo, el contexto actual es complejo. Trump sigue generando noticias que influyen en el panorama económico, y la incertidumbre se mantiene presente en los medios.
