La única forma de enfrentar este fenómeno es encontrar un lugar seguro. La costa oeste de este país es la más propensa a sufrir sismos, debido a su cercanía con el “Cinturón de Fuego” del Pacífico. Sin embargo, algunos estados del interior también pueden verse afectados por este fenómeno natural, especialmente aquellos con zonas montañosas.
Según los especialistas, hay un 75% de probabilidad de que se produzcan sismos en ciertos estados. Entre los que están en la zona de riesgo se encuentran Filadelfia, Nueva York y Boston. No obstante, los estados más afectados, según los científicos, son California, Alaska y Hawái.
Es importante señalar que las ciudades con mayor riesgo de experimentar un terremoto son San José, Vallejo y San Diego, ubicadas en California. Estas áreas están situadas sobre fallas tectónicas, lo que las hace vulnerables a sismos dañinos.
La actividad sísmica es un fenómeno natural que puede variar en intensidad, desde temblores leves hasta terremotos devastadores. Cuando se menciona un terremoto, se refiere a ondas sísmicas de tal magnitud que pueden causar daños significativos y víctimas.
El sismo más fuerte registrado en la historia ocurrió el 22 de mayo de 1960 en Valdivia, Chile, alcanzando una magnitud de 9.5. Este evento trajo consigo múltiples explosiones y afectó gravemente a la población, dejando al menos 2000 víctimas fatales y afectando a dos millones de personas.
Es útil distinguir entre términos como “sismo”, “temblor” y “terremoto”. Mientras que el sismo se refiere a cualquier movimiento de la tierra, un terremoto implica un evento de mayor magnitud. Así, los temblores se relacionan a menudo con eventos sísmicos menores.
Para medir estos fenómenos, se utiliza la escala de Richter, desarrollada en 1935 por los sismólogos Charles Francis Richter y Beno Gutenberg. Aunque en el siglo XXI se han adoptado nuevas métricas, la escala sigue siendo fundamental para evaluar la magnitud de los sismos. Además, la escala modificada de Mercalli permite medir la intensidad y los efectos de los terremotos, dependiendo de las condiciones del terreno y la distancia al epicentro, lo cual es vital para la prevención sísmica.