El sector inmobiliario en Rosarito ha experimentado un notable crecimiento en la última década, impulsado principalmente por la demanda de expatriados, en especial jubilados estadounidenses, que buscan adquirir condominios y viviendas. Esto ha contribuido a que la zona se convierta en un lugar más dinámico. No obstante, este desarrollo representa también un desafío importante para atender las necesidades de la población local.
El corazón del desarrollo urbano debe ser sostenible y servir a la comunidad.
Jane Jacobs argumenta que muchas ciudades han sido despojadas de su vitalidad y que las decisiones de desarrollo urbano no siempre consideran la perspectiva de quienes las habitan. Este enfoque pone en riesgo la calidad de vida de los residentes, ya que surgen más proyectos sin tomar en cuenta sus verdaderas necesidades y el impacto social que esto conlleva.
Por otro lado, autores como David Harvey enfatizan que el espacio urbano es un reflejo de las dinámicas de poder. En el caso de Rosarito, se ha visto que el poder de los desarrolladores inmobiliarios ha sobrepasado el interés del bienestar de la comunidad. Los residentes se enfrentan a situaciones desfavorables, careciendo de acceso a servicios básicos, mientras que los espacios destinados a ellos se elevan en valor y se les niega un estilo de vida digno.
El impacto ambiental es una preocupación creciente en este contexto.
El crecimiento urbano indiscriminado ha llevado a un deterioro ambiental significativo. El capitalismo urbano prioriza las ganancias sobre la sostenibilidad, lo que resulta en un desgaste de los ecosistemas locales y en una disminución de la calidad de vida para los habitantes de la zona. Esta situación plantea la necesidad urgente de encontrar un equilibrio entre el desarrollo y la conservación.
Rosarito se encuentra en una encrucijada crucial. Las autoridades locales deben asumir un papel activo en la regulación del desarrollo inmobiliario, mientras que la comunidad necesita ser incluida en la toma de decisiones. Asegurar la equidad y minimizar las desigualdades son pasos necesarios para construir una ciudad más justa y sostenible para todos los que la habitan.