No es un hecho aislado. Los decretos firmados por Donald Trump tras su regreso, así como los posibles aranceles, tendrán un impacto en el mercado laboral local, según coinciden los especialistas.
La inevitable naturaleza del contexto mundial y nacional resuena en la atención que se genera respecto a estos cambios. La incertidumbre en torno a la política arancelaria podría causar un freno en proyectos e inversiones, lo que Martel Carrillo, director de Economía en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), describe como un posible estancamiento en la actividad económica.
El análisis indica que la incertidumbre provocada podría impactar negativamente en el empleo. Esto es especialmente preocupante considerando que el año pasado fue el periodo con el menor crecimiento de generación de empleos en un año sin crisis económica desde 2003, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
La situación podría empeorar, advierte Jesús Carrillo, dado que el país ha comenzado a experimentar ciertos cambios económicos en relación con sus vecinos (México, Estados Unidos y Canadá). Esto podría modificar la estructura productiva y afectar la creación de nuevos empleos.
¿Menor ingresos por trabajo?
La política restrictiva del gobierno de Donald Trump podría resultar en que más mexicanos sean repatriados, así como personas de otras nacionalidades. El retorno de migrantes presenta desafíos en varios niveles. En primer lugar, Sofía Ramírez señala que su integración en el mercado laboral local requerirá capacitación. Hay que tener en cuenta que muchos de ellos están fuera de México desde hace años y necesitan renovarse profesionalmente.
Aunque el trabajo del hogar en Estados Unidos es uno de los menos remunerados debido a que es informal y prevalece la mano de obra femenina, muchos repatriados podrían enfrentar un recorte considerable en sus ingresos al tratar de retornar a México. Esto genera un efecto dominó en el mercado laboral, donde los salarios podrían verse presionados a la baja.
De esta forma, continúa Carrillo, la pérdida de ingresos por parte de quienes reciben remesas podría afectar la mano de obra en general, lo que podría resultar en una disminución que repercutiría en salarios y condiciones laborales. Las consecuencias podrían ser significativas, sugiriendo que muchos trabajadores enfrentarán dificultades para mantenerse económicamente.
