Situado en el corazón de Baja California, el pintoresco paraíso fronterizo de San Felipe va más allá de su rica tradición pesquera; sus impresionantes paisajes naturales, el clima cálido y su cultura única lo convierten en un destino atractivo.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), San Felipe es conocido por su biodiversidad y por la riqueza cultural que ofrecen sus habitantes, quienes son un reflejo de la historia de la región.
Este destino se caracteriza por su diversidad de paisajes, que incluyen desiertos salinos, montañas imponentes, playas de aguas tranquilas y un ecosistema vibrante. La Sierra de San Pedro Mártir, una de las elevaciones más altas, proporciona vistas espectaculares que atraen a los amantes del ecoturismo y aquellos que buscan un contacto cercano con la naturaleza.

Al sur de Mexicali, en la ruta hacia San Felipe, se encuentra un tesoro natural abrazado por majestuosas montañas y amplios paisajes desérticos. Este rincón, conocido como el “Salar de San Felipe”, se transforma en un paisaje salino que parece de otro mundo, donde los minerales crean una sensación de estar caminando sobre un planeta diferente. Aquí, la naturaleza exhibe su faceta más extraordinaria, invitando a la contemplación.
El Salar, con su crujido bajo los pies, acompaña el recorrido, y las lagunas que se forman proporcionan un ambiente ideal para disfrutar de la tranquilidad. Los visitantes pueden experimentar la belleza del lugar, especialmente cuando el salar se llena de agua, convirtiéndose en un espejo que refleja las montañas circundantes, creando vistas dignas de ser capturadas por los fotógrafos de la naturaleza.

Durante el invierno, el salar parece cubierto de nieve, mientras que en verano brilla intensamente bajo el sol, ofreciendo un espectáculo visual diferente en cada temporada. El entorno del desierto salino es un sitio ideal para actividades al aire libre, como caminatas y senderismo, donde se puede conectar con la naturaleza y disfrutar del silencio y la serenidad del lugar, perfecto también para meditar o relajarse.
Los visitantes también tienen la opción de disfrutar de un baño refrescante en las pequeñas lagunas que se forman. Al atardecer, los colores del cielo se reflejan en la superficie salina, generando un ambiente mágico que cautiva a todos los presentes.

Este lugar, considerado una maravilla natural, está preparado para recibir a visitantes que buscan una experiencia única. Según el sitio web de la cadena hotelera Camino Real, se recomienda llevar ropa cómoda y adecuada para el clima, especialmente durante las noches de invierno, cuando las temperaturas pueden descender bastante. También se aconseja cargar suficiente agua para mantenerse hidratado durante la visita.