La Canícula es un fenómeno climático crítico que se caracteriza por el incremento generalizado de las temperaturas, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED).
Este evento, conocido también como “Veranillo” o “Ola de Calor”, ocurre en la mitad del verano y afecta principalmente la región centro-sur de México, aunque puede impactar otras áreas del país.
El fenómeno a menudo se presenta entre mitad de julio y mediados de agosto. Durante este periodo, el sol alcanza una altitud considerable sobre el horizonte al mediodía, lo cual contribuye a que las temperaturas fluctúen intensamente.

El término “Canícula” tiene su origen en la constelación Can Mayor, cuya estrella más brillante es Sirio. El calor generado por el sol durante el verano combina su efecto con el de esta estrella, produciendo temperaturas elevadas.
En el caso de México, las condiciones geográficas y climáticas amplifican la intensidad de la Canícula, propiciando la formación de fenómenos extremos. Por tal razón, el CENAPRED enfatiza la importancia de mantener informada a la población a través de fuentes como redes sociales y medios de comunicación.
Entre las recomendaciones para enfrentar la Canícula se sugiere mantenerse bien hidratado, evitar la exposición prolongada al sol durante las horas de mayor calor y proteger a las personas más vulnerables.

La Canícula es reconocida por sus efectos adversos en diversos cultivos, como el maíz, frijol y arroz, poniendo en peligro la agricultura del país.
Además, se observa la interacción con fenómenos como El Niño, que puede intensificar los efectos climáticos y potenciar la sequía en ciertas zonas.
La vulnerabilidad ante estos cambios climáticos no solo ha repercutido en el medio ambiente, sino también en el desarrollo de fenómenos extremos. La preparación y anticipación son claves para mitigar los impactos de la Canícula, como recomienda el CENAPRED.