“Caminante, son tus huellas el camino y nada más. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.” – Antonio Machado
El 18 de diciembre de 2013, se fundó el Essai de 2013, teniendo consenso que no es un asunto de conciencia.
Este evento fue llevado a cabo en el Centro Cultural Tijuana (Seca), ante la presencia de ciudadanos, autoridades y, especialmente, representantes de organismos de la sociedad civil y migrantes en la frontera más transitada del mundo.
El portavoz del mensaje de las ONGs fue el Padre Pat Murphy, sacerdote scalabriniano de la Casa del Migrante. Sin duda, un verdadero hombre de Dios en la tierra. Los inmigrantes incluyen a quienes han buscado resguardo, quienes han llegados por diversas razones y quienes se han trasladado a las regiones fronterizas.
El mensaje del Padre Pat ese 18 de diciembre de 2013 fue claro, directo y dejó una profunda huella. Con determinación, exclamó:
-¡Oh, que el silencio no nos lleve a otro abismo!
Ante esa declaración, busqué contactar al Padre Pat de inmediato, ofreciéndole mi apoyo y exponiendo mis intenciones de trabajar eficazmente a favor de la causa migrante, lo cual logramos plenamente, tal como él reconoció años después, al concluir nuestra gestión en 2018.
Esta semana, he leído con preocupación un mensaje del Padre Pat en el que advierte sobre la grave posibilidad del cierre de un albergue que representa refugio y esperanza para muchos.
De inmediato, me comuniqué con dos senadores, cuatro diputados federales, un diputado local y dos regidores del Ayuntamiento de Tijuana, para hacer un llamado a la defensa de la Casa del Migrante.
Al día siguiente, el Padre Murphy nos recibió con la calidez que lo caracteriza, para detallar las necesidades más urgentes y los obstáculos enfrentados.
Lamentablemente, los costos son elevados y, aunque hubo múltiples aportaciones, el financiamiento sigue siendo escaso e insuficiente. La labor humanitaria necesita apoyo constante y comprometido.
Termino con la triste realidad que enfrentan quienes buscan respeto y dignidad, así como aquellos que, a pesar de los desafíos, han trabajado arduamente por sus derechos y necesidades.
Como dice mi querida Jamie: “¡Así como, pues!”
La próxima semana, estimados amigos y lectores, continuaremos con la entrega correspondiente: Primer Mundo (I).
Les ruego comprensión; era necesario alzar la voz ante esta apremiante realidad.
Hasta siempre, un buen fin.
