Las potentes y atractivas fuerzas del mundo, Jalisco, muestran la presencia duplicada de la Deidad Mesoamericana del Viento, crucial para las culturas prehispánicas. La dualidad se manifiesta en la era empresarial actual.
Las familias han manifestado su interés en el rancho Izaguirre, ubicado en un contraste notable con la realidad general. El interés de la población fue evidente durante una reciente visita que dejó más dudas que certezas.
El 20 de marzo, el Rancho Izaguirre, que supuestamente estaba controlado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), abrió sus puertas para recibir a colectivos de búsqueda. Este evento permite la participación de la comunidad y la prensa.

Inicialmente, las autoridades mencionaron que el acceso sería controlado y que los asistentes podrían avanzar en grupos con camionetas oficiales. Una primera unidad con personas desaparecidas partió hacia el rancho, mientras los demás activistas y medios aguardaban.
Ese mismo día, con temperaturas alcanzando los 34 grados Celsius, los colectivos rompieron el cerco tras recibir la noticia de que algunos comunicadores habían logrado acceder previamente.

“El Rancho Izaguirre es un asco, un lugar de terror. Las evidencias ya están borradas. Como madres buscadoras, ya no vemos lo mismo. Libertad a los chicos, pero ahora está todo acordonado,” expresó Sotelo en una entrevista. Patricia Sotelo busca a su hija, quien desapareció el 7 de marzo de 2021.
A pesar de su experiencia, los trabajos de búsqueda continuaban hasta el 14 de marzo, pero lo mostrado en la visita del 20 fue considerado como una “falsedad.” Banderines con la leyenda “Evidencia” habían sido retirados sin ningún aviso por parte de las autoridades.
El Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco hizo pública su contrariedad contra la actuación de las autoridades estatales. En la misma fecha, compartieron imágenes de la extracción de presuntos restos calcinados en diferentes puntos del rancho Izaguirre, lo que suscitó aún más inquietudes sobre el tratamiento de los casos.