Tijuana, BC. Recientemente, el gobierno de Estados Unidos decidió no vender dos millones de metros cúbicos de agua a Tijuana, lo que representa un impacto significativo para la ciudad, según Armando Samaniego, titular de la Secretaría para el Manejo, Saneamiento y Protección de Agua del Estado y actual diputado federal.
El coordinador de los diputados del gobierno federal en el estado mencionó que la compra del agua se había planteado a un costo de un dólar por metro cúbico, pero sin éxito, lo que ha generado preocupaciones sobre el suministro hídrico para la región.
La ciudad de Tijuana, junto con áreas cercanas como Playas de Rosarito y Tecate, depende casi en su totalidad del acueducto Colorado-Tijuana, que actualmente representa su fuente principal de abastecimiento de agua.
El legislador destacó que en 2022, la capacidad del embalse estaba al 25% de su total, lo cual complicaba las operaciones de potabilización del agua en la región, generando problemas en el suministro.
Desde 1944 existe un tratado que obliga a México a ceder un volumen de agua del río Bravo a cambio de recibir agua del río Colorado; sin embargo, el año pasado, México tuvo que ceder parte de su dotación debido a compromisos financieros, según Samaniego.
A pesar de que México ha cumplido con las entregas del volumen de agua que recibe de la parte de Chihuahua-Texas, existe un rezago de unos mil 500 millones de metros cúbicos de agua que deberían ser transferidos a Estados Unidos. No obstante, Samaniego destacó que han sido responsables al entregar el agua acordada.
Es evidente que la situación no es ideal para Tijuana, ya que lo que se dejó de vender no afecta de manera significativa, aunque sí se prevén problemas en el abastecimiento. La ciudad recibe actualmente 6,100 litros por segundo que provienen de una desaladora en proceso de construcción en Rosarito, lo que es un alivio temporal.
Por otro lado, el Dr. Alfonso Cortez Lara, experto del Colegio de la Frontera Norte, advirtió que para octubre podría haber dificultades en el suministro de agua, lo que obligaría a la ciudad a buscar recursos adicionales, incluyendo la compra de agua de Mexicali si la situación no mejora.