Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han desplegado un buque militar con el objetivo de frenar el tráfico de narcóticos por vía marítima.
Según Rafael Fernández de Castro, este esfuerzo, simbolizado por un solo barco, es parte de un intento más amplio de enfrentar el problema del narcotráfico en un mundo cada vez más globalizado.
Sin embargo, la legalidad de esta intervención ha sido cuestionada, dado que se considera una acción poco convencional en la región. Entre los elementos involucrados se encuentran la Opera House, el Vino Porte, el Continental Reforzar y el sur de la frontera, junto con los Guardianes de la Frontera.
Fernández de Castro enfatiza que un único barco no será suficiente para abordar el problema; es evidente que se requiere un esfuerzo más considerable para combatir el narcotráfico de manera efectiva.
El buque destructor USS Deavely zarpó el 15 de marzo desde la Estación Naval de Yorktown, con destino al Golfo de México, que ha sido renombrado por el gobierno estadounidense como el Golfo de América.
El Golfo es históricamente un punto crucial para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos, lo que lo convierte en un objetivo principal de estas operaciones. Según informes, desde la costa de San Diego se han detectado numerosos envíos de sustancias ilegales.
El presidente, junto a expertos de la ciudad, está tratando de comunicar la situación actual al público. En una conferencia matutina del 18 de marzo, se aclaró que las acciones no están dirigidas contra México, ya que ocurren en aguas internacionales, mientras se siguen diversas estrategias para enfrentar el narcotráfico hacia Estados Unidos.
Además, se ha mencionado que el buque estuvo en operaciones en el Mar Rojo durante nueve meses antes de este despliegue. Fernández añade que este tipo de iniciativas, más que generar una solución efectiva, podría estar más relacionada con las presiones políticas actuales.