La confrontación entre miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa en Tecate ha aumentado a niveles alarmantes, interrumpiendo la calma en este mágico pueblo. Esta disputa ha llevado a un incremento en los conflictos y ataques a las instalaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE) y sus unidades.
Durante los últimos tres meses, la población tecatense ha vivido en un clima de terror, siendo testigo de ataques armados, desapariciones, chantajes, incendios de vivienda y personas heridas en diversas colonias del municipio.
Al igual que en Tijuana a finales de la década pasada, los actos delictivos en Tecate han crecido. Se reportan extorsiones a empresarios y comerciantes, quienes son amenazados para pagar “derecho de piso”, secuestran a familiares de sus víctimas para exigir pagos, e incluso amenazan con llevar a cabo masacres en eventos públicos o incendiar negocios.
A principio de diciembre, dos individuos lanzaron explosivos incendiarios hacia el estacionamiento de la FGE, causando daños a varios vehículos. Según las investigaciones, su plan incluía colocar una narcomanta, pero fueron capturados poco después debido a la vigilancia de las autoridades que seguían sus movimientos.
Los detenidos, Steven Leonardo y Junior Gabriel, de 18 y 21 años, fueron arrestados y enfrentan cargos por terrorismo. Es importante destacar que este no es el primer incidente de este tipo en Tecate; en septiembre, un grupo incineró las instalaciones de la FGE y en noviembre intentaron incendiar vehículos oficiales.
El clima de miedo ha llevado a comerciantes de la región a evitar presentar denuncias ante las autoridades, por temor a represalias tras sufrir ataques a sus propiedades y vehículos. Algunos negocios, como funerarias locales, han cerrado sus puertas ante las amenazas de extorsión.
El cobro de piso se ha expandido a varios sectores, afectando a restaurantes, eventos artísticos, empresas y gasolineras. Las víctimas, asustadas tras salir de experiencias traumáticas, a menudo no reportan estos crímenes, incrementando la sensación de impunidad y el dominio del crimen organizado en la región.