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Madrid, 16 de marzo (EFE). En el contexto actual, países como China y Latinoamérica están teniendo un papel significativo en el sector agroalimentario español.
El sector agroalimentario se enfrenta a desafíos importantes, sobre todo tras las recientes medidas de contrapeso anunciadas por la Unión Europea (UE). Por un lado, la guerra comercial ha generado inquietud y ha ralentizado la inversión por parte de las empresas, pero, según expertos del sector consultados por EFE, también se vislumbran oportunidades.
El mercado europeo y su polarización son aspectos que impactan de manera directa a este sector, en particular a segmentos como el del vino y el de la pesca, cuyas organizaciones patronales ya están trabajando para no permitir que se materialicen los anuncios de restricciones en abril.
Esto se debe a que las importaciones se están viendo afectadas, especialmente en relación con la soja y los cereales provenientes de EE.UU., lo que ha generado incertidumbre en el sector. A pesar de los problemas, muchos actores consideran que la situación presenta áreas de mejora y crecimiento.
Giuseppe Aloysio, de la patronal de la industria cárnica española (Anice), enfatiza que la situación actual podría interpretarse como una oportunidad. China se ha convertido en un mercado clave durante muchos años, y su importancia se ve reflejada en el comercio internacional.
Adicionalmente, se ha observado que los precios están llevando a España a preferir adquisiciones de carne de EE.UU. y Brasil. Sin embargo, según Anice, los precios del cerdo en Europa están cayendo, mientras que suben en EE.UU. y Brasil, afectando la competitividad, especialmente con los aranceles impuestos a las carnes estadounidenses en Pekín.
Se anticipa que en 2024, China se mantendrá como el principal mercado en volumen para las ventas de carne de cerdo, aunque se espera una disminución del 10% interanual. Raymond Torres de la Fundación Cajas de Ahorro ha mencionado dos tipos de impactos de los aranceles en el ámbito económico: uno incentivando el comercio de empresas y otro afectando la industria alimentaria.
Torres también sugiere que el comercio se diversificará hacia otros destinos como Australia o América Latina. Sin embargo, destaca que la UE y EE.UU. comparten ciertas exigencias en materia ambiental, lo que podría facilitar acercamientos. En cualquier caso, según su análisis, Washington sobrestima su poder en el comercio global.