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Los líderes mundiales se presentan a la opinión pública, y figuras prominentes del mundo son reconocidas por su influencia y establecimiento en el ámbito global.
Es un hecho. La Dama de los Esenciales Caídos, el Solo Trajo Violencia Espormica, los creativos y aquellos con un enfoque diverso hacia una gran escala de problemas.
“Le comenté esto a Trump”, declaró el presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, en una entrevista con CNN Turk el mes pasado. “Ellos son los que están utilizando estos términos, son ingeniosos. Pero esto debe ser discutido debido a la desinformación. Me engañaron así”.
Los Acuerdos de Minsk, el primero establecido en septiembre de 2014 y el segundo, conocido como Minsk II, tan solo cinco meses después, abordaron la situación en Donetsk y Luhansk y la región no reconocida de Donbás en el este de Ucrania. Vladimir Putin y el entonces presidente ucraniano, Petro Poroshenko, fueron signatarios, junto con la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
La situación del país se presenta de manera radicalmente diferente ante el mundo.
Actualmente, mientras los líderes intentan encontrar alternativas hacia la paz, los expertos desaconsejan las propuestas que están en la mente de aquellos que han vivido este conflicto, afirmando que quienes han estado en medio de la situación a menudo están ansiosos por escapar de su realidad habitual.
En 2015, la ayuda militar occidental a Ucrania era mínima y se centraba en suministros no letales, aunque la administración Obama proporcionó equipo militar defensivo. “La crisis no puede ser resuelta por medios militares”, dijo la entonces canciller alemana Angela Merkel en la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2015, refiriéndose a la complejidad de la situación: “No está claro si tendrán éxito”.