“Es necesario volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad hacia los demás y hacia el mundo, que vale la pena ser buenos y honestos”: Papa Francisco
Jorge Mario Bergoglio, conocido como el Papa Francisco, es un ferviente defensor de los más desfavorecidos y representa un cambio significativo en la Iglesia Católica. Desde su elección como el primer Papa jesuita y latinoamericano en 2013, ha suscitado tanto admiración como controversia debido a sus posturas progresistas, lo cual es particularmente inquietante para algunos dentro de la institución.
Su ascenso al papado ocurrió tras la histórica renuncia de Benedicto XVI, quien fue el primero en abandonar el cargo en 600 años. Desde su elección, Bergoglio asumió el papado en un momento crítico para la Iglesia, comenzando su labor desde el hospital Gemelli debido a complicaciones de salud que le llevaron a ser hospitalizado desde febrero.
Desde su nombramiento, la Iglesia Católica ha comenzado a experimentar una serie de transformaciones. Bajo su liderazgo, se ha alentado a grupos marginados, como la comunidad LGBTQ+, a acercarse más a Dios, y se ha abordado sin tapujos la problemática de la pederastia dentro de la iglesia, además de mejorar la posición de las mujeres religiosas en la organización, algo sin precedentes en la historia del catolicismo.
Como latinoamericano, Bergoglio tiene un profundo conocimiento de las desigualdades y la pobreza. Su crianza en un contexto de inmigrantes lo ha llevado a estar en contacto directo con la realidad de aquellos que viven en condiciones difíciles. Su enfoque va más allá de la doctrina católica, intentando abordar problemáticas sociales desde el púlpito y generar un verdadero cambio en su comunidad.
El Papa Francisco ha dedicado su tiempo y esfuerzo a reformar la Iglesia Católica y a buscar la paz en el mundo. Su perfil como literato, filósofo y teólogo, junto a su capacidad políglota, lo distingue como un líder social consciente de las realidades contemporáneas. A medida que continúa su misión, la esperanza es que logre regresar pronto a su papel activo en la administración religiosa.
Por Adriana Sarur
Colaboración: Dora