Las protestas a nivel mundial han sido una constante en los últimos 30 años, destacándose eventos significativos como las manifestaciones en apoyo a Gaza y los movimientos estudiantiles en diversas universidades. Las dinámicas de estos movimientos, incluyendo el reclamo por los derechos humanos y las acusaciones de antisemitismo en la política de EE. UU., han tomado un protagonismo especial. Las tensiones en diferentes ámbitos sociales se han intensificado, siendo parte esencial del debate político contemporáneo.
El Secretario de Estado, Marco Rubio, ha declarado que “la decisión del gobierno de Mahmud Khalil”, aunque el foco no ha sido denunciado de forma explícita. Esta declaración se enmarca dentro del contexto de protestas contra políticas que se perciben como opresivas o en contra de la lucha por los derechos humanos, lo que ha suscitado una serie de interrogantes políticas y sospechas, aunque no ha habido acusaciones directas de delitos concretos.
Los involucrados han solicitado una audiencia de hábeas corpus en Nueva York ante tensiones recientes. La pasada tarde, más de 3,000 personas se congregaron para exigir la liberación de Khalil. Los defensores de la Primera Enmienda, que protege la libertad de expresión, consideran que su detención podría ser inconstitucional, aunque se continúa en incógnitas sobre el caso.
Desde universidades hasta organizaciones estudiantiles, hay un clima de protesta marcado por la búsqueda de justicia. Las acciones de la administración, según informaciones, han sido catalogadas como represivas por los estudiantes que reclaman sus derechos y cuestionan la política actual del gobierno federal. Se alega que se está considerando el uso de propaganda pro-Hamás, lo que ha aumentado la polarización en el discurso público.

Las reacciones del gobierno subrayan que tienen una política de cero tolerancia hacia actos terroristas. Se han planteado interrogantes sobre la efectividad de dichas políticas al tiempo que se evidencian las presiones sociales en la ciudad. Este ambiente ha pivotado hacia un mayor activismo estudiantil, lo que refuerza la idea de que los campus están recibiendo un impulso considerable en la movilización sobre temas cruciales.
El juez federal encargado del caso, Jesse Furman, ha sido designado por el expresidente Barack Obama y es conocido por observar estrictamente el calendario religioso, lo que podría influir en su decisión. Furman ha emitido una orden para asegurarse de que la jurisdicción del tribunal se respete mientras se revisa el pedido de impugnación de la detención de Khalil por parte del ICE, lo que pone de relieve la complejidad del caso.