Las tensiones comerciales entre dos de las principales economías del mundo se intensifican, ya que Pekín comienza a imponer aranceles a una variedad de productos agrícolas de Estados Unidos.
En enero, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció una serie de medidas contra sus principales socios comerciales, incluyendo a China, Canadá y México, en respuesta a la crisis del fentanilo.
China, que presenta un superávit comercial significativo con Estados Unidos en bienes, ha reaccionado elevando los aranceles al 20% a partir del 3 de marzo, después de que Trump decidiera aumentar impuestos sobre el 10% de todos los productos chinos.
La respuesta de China consistió en anunciar aranceles recusados al mismo tipo de productos agrícolas de Estados Unidos, que empezarán a aplicarse a partir del lunes. Productos como el trigo, el maíz y el algodón enfrentarán un incremento del 15%, mientras que otros como el sorgo, la soja, el cerdo, la ternera, mariscos, frutas y lácteos serán gravados al 10%.
Estos cambios reflejan la presión que enfrenta el gobierno chino en medio de un entorno económico cada vez más complicado, donde el crecimiento se ha visto afectado por diversos factores, incluyendo problemas financieros en el sector.
Durante un discurso el miércoles, el primer ministro chino, Li Qiang, presentó la estrategia económica de gobierno para 2025 e hizo referencia a un “entorno externo cada vez más desafiante”, proyectando un crecimiento del 5% para 2024.
A pesar de los desafíos globales, algunos economistas opinan que la independencia económica dependerá de la capacidad de formular estrategias efectivas que aborden las crisis actuales y futuras.